Oh tú
Era difícil de encontrar.
¿Qué cosa?
Lo que yo quería.
¿Y qué querías?
La luna.
¿Qué?
Sí, quería la luna.
¿Para qué?
Bueno… Es una de las cosas que no tengo.
Claro. ¿Y ya se arregló todo?
No, no pude conseguirla.
-Albert Camus, Calígula-
Mi Calígula interior no quería la luna, quería una libertad apasionada y la consiguió, sin embargo nunca hay pasión sin sufrimiento, por eso, lo acepto con resignación y buen humor. El dolor no tiene porqué dañarme. La chica de piercing me dijo que debo envolverme en ese sentimiento, capturarlo, hacerlo mío y poco a poco ir dejándolo. Estoy en el proceso, me abrazo para evitar que fluya la demencia.
Debo encontrar mi yo interior, quizás destruya seres por el camino, es la cuota de toda investigación, descubrir para exterminar los desperdicios del alma. Oh Calígula, tú que puedes ser Venus y masturbar con la mirada, fuiste juzgado de loco por tu idealismo y odiado por hacerlo real. Dótame de tu atrevimiento, para salir de este caparazón y buscar la felicidad, aunque esta se encuentre en la luna o el más allá.
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