Deditos malos
Sigo esperando que llame. Ya no hay coctel de cacao para pasar el rato. Mi amigo dice que lo deje en paz, que le de su tiempo y no insista más. Tal vez tenga razón. Hace tiempo tuve una amiga a la que siempre obedecía, me gustaría que aparezca y ordene un poco mi vida. Volviendo a Rodrigo, lo extraño y me pregunto de quién fue esa llamada. No voy a psicosearme. Nadie importante quizás.
- Dedos del mal, no abran la ventanita de facebook, no lo hagan por favor-
Mis dedos tienen personalidad propia y le escribieron "hola". Nunca respondió, ni visto salió. Pero estaba conectado así que lo interpreté como un "No quiero hablarte Verónica".
Tengo dignidad por eso no lo molestaré más. Al menos no las siguientes dos horas.
Prendo la tele, intento ver cualquier programa pero nada me convence, menos mal encontré mi cajita de leche chocolatada aunque quedaba poco, seguro mi madre se lo tomó. No entiende que necesito de chocolate para mi depresión. En fin, sin querer han pasado 15 minutos, genial. Solo 15 minutos. ¿Verónica, de verdad resistirás 2 horas sin hablarle?
Imposible. Chau orgullo, gracias por tu visita, espero verte pronto. Bueno ahora sí, lo llamaré. No me interesa lo que mis asesores puedan decir. A veces no hay que complicarse, haré lo que me provoca hacer.
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