Lámpara mágica
Gracias por darme lo peor de ti y lo siento por darte lo mejor de mí.
A veces, solo a veces susurro tu nombre y espero que aparezcas, luego recapacito y doy gracias de que no se lo pedí a ese tal Aladino ¿Te acuerdas del osito de peluche de Taiwan? pues ya estoy en esa etapa en la que te empiezo a extrañar, pero tus recuerdos ahora son solo espasmos cada vez más difusos.
¿Cómo lo hiciste? Siempre quise saber cuál era tu secreto. Intenté con dejar de quererte, con dejar de odiarte, tiré al camión de basura (hubiera preferido el mar para que suene romántico) todos tus regalos y "la cajita" que guardaba al fondo de mi armario. Solo hay algo de lo que no pude deshacerme: Tu corazón.
Sigue en las manos del sol, saludándome por las mañanas y dándome la bendición al dormir. No puedo soltarlo, no sabes cuántas veces lo he intentado pero duele, duele mucho. Esto no es una confesión de amor porque seamos sinceros, esa palabra nunca existió entre nosotros. Digamos que es una introspección de los últimos años sin ti y lo único que puedo notar es libertad.
Después de miles de extractos desintoxicantes, aquí estoy con el alma limpia sin nada que ocultar.
- Hola
- Hola
Silencio profundo que ni un ángel querría pasar. Mi respiración se acelera, mis manos se enfrían, tus ojos se dilatan y tu cuerpo se acerca.
- Espera_ le digo
- Quería darte un abrazo
- No_ lo detengo
- Haz cambiado
- Sí, bastante
Cruzo mis brazos, el viento sopla fuerte, hace frío. Él se vuelve acercar.
- Ven
- No
Atropella mi negación y me abriga con su abrazo. Lloré.
- Nunca es mal tiempo para reparar... Una vez lo dijiste_ intentó convencerme
- Suéltame_ insistí
- No quieres
- Sí, suéltame
- Si quisieras irte ya lo hubieras hecho, pero me extrañas, como yo a ti.
- No has cambiado, sigues siendo el mismo manipulador y puede que yo siga siendo tu víctima perfecta pero al menos ahora soy consciente
- Shh, no digas nada, solo disfruta
Respire. Recordé el tiempo que estuvimos juntos y no encontré ni un motivo para continuar esa conversación, no había ni amistad que rescatar porque él era el mismo psicópata no inteligente, inmaduro y malicioso de siempre.
Sujeté sus manos y me acerqué a su oído: Te di la mitad de mi vida, creí amarte, creí en nuestro para siempre, te creí cada mentira, creí hasta lo que sabía que no era verdad, creí por estúpida y esa persona ya no existe. Sí, lloro porque hay algo que no puedo creer ¿Cómo puedes seguir siendo tan malo conmigo? ¿Qué te he hecho?... Suéltame ya.
Tomé un taxi como en las películas y no desperté.
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