¡Cuarteto!_2
No quería quedarme con algún amigo de Rodrigo y hablar del clima. “Hace calor ¿no? Si pues, es verano”, felizmente sucedió lo contrario. Mientras la mayoría salió a comprar carbón, yo buscaba hielo en el congelador. Estaba lista para socializar.
Quise ser cordial y llevé gaseosa a la mesa, solo estaba Andrea. “¿Te sirvo un poco? No gracias, prefiero agua”. Su respuesta fue ruda pero con sonrisa amable. Pasaron minutos de silencio ¡Vamos, soy comunicadora! El ratón comió mi lengua.
¿Y qué estás estudiando? Ella preguntó. Me propuse no contarle mi melodrama vocacional, aunque el miedo al silencio es superior y mencioné el tormento que pasé en elegir medicina o arte, para terminar en comunicaciones.
¿Te gusta? No ¿Y por qué estudias eso?- preguntó indignada- Porque mi mamá dice que nada termino, por eso quiero hacerlo bien, aunque no me guste. En ese instante, se convirtió en mi psicóloga, solo faltó llorar y que me abrace. Ahora era su turno:
“Mis profesores querían que estudie ingeniería industrial y
mi familia prefería administración. Eran las únicas opciones, no averigüé más e hice caso a mis
padres. El primer año fui entusiasta, el segundo año me pregunté ¿Toda mi vida
haré esto? Y lo dejé."
Me di cuenta que las dos nos interrogamos, solo que ella tuvo el valor de ir por sus sueños y yo tuve miedo. Continuó:
“Luego de eso, sí busqué información. Un amigo me llevó a la facultad de medicina, entré al anfiteatro, me di cuenta que allí pertenecía y aquí estoy. Ya pasaron 5 años y no me arrepiento de nada. Esto es lo que haría toda mi vida.”
Hablamos como señoras tomando té. Me sentí más cómoda, en confianza. Sobre todo porque intentó ayudarme con su historia. Quizás fue una señal o quizás la vida me dice "Ya supéralo pues". Solo espero tener tiempo para subsanar la mala decisión que tomé a los 16.
Comentarios
Publicar un comentario