Listos para despegar


Hay tantas diferencias que reducen la idea de quedarme a su lado "para siempre", sin embargo el sueño aún está vigente. Darle un beso de desayuno e irnos volando hasta Neptuno. Lejos, muy lejos para armar nuestra vida, sin compararnos con los demás.

El tiempo es tan rápido y silencioso que debo ver mis uñas, ya no están chiquitas ni carcomidas.
El tiempo sí que ha pasado. Es momento de poner color a mis sueños y abrazar sin dejarlos escapar.

Amor, palabra complicada y usada con simpleza. Hay personas que dicen amor al individuo que conocen una semana y luego terminan, otros lo conocen un día en el baño y mágicamente son para toda la vida. Es extraño, al parecer no hay reglas. 

Yo creo que el amor de tus sueños no es con el que logras casarte porque está predeterminado. Debería ser con el que duermes separado porque en la noche te da calor tenerlo a tu lado, al que le cuentas tu mejor chiste y no se rie, el que te dice lo bonita que estás cuando aún ni te bañas, con el que peleas por tonterías y terminan abrazados.

Cada uno tiene su fórmula secreta para que el amor se convierta en momentos eternos y superen la ferocidad del tiempo. La busqueda comienza en nuestro interior para luego ser capaces de tolerar, entender y aceptar esas diferencias, porque en época de vacas flacas el amor no basta.

A pesar de que a él le gusta la luna y a mi el sol, a él el frío y a mi el calor, a él la ciencia y a mi el arte, finalmente lo más importante es que a él le gusto yo y a mi me gusta él, con nuestras mochilas repletas de errores, decepciones, temores y secretos.

Aceptamos el misterio que llevamos dentro. Después de todo ya estamos listos para despegar hacia la aventura: Querernos otro año más, hasta el infinito y más allá.  

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