Y otra vez mi papá

Ideal griego del cuerpo humano, el fisicoculturismo es un estilo de vida regido por la constancia del ejercicio físico y una alimentación adecuada, gobernado por el poder de la mente. Wilfredo Soto Laura a los 44 años nos demuestra que no hay límite para cumplir nuestros sueños, nos enseña que el único requisito para ganar en este deporte,es amar el arte y entregarlo todo.

Los reflectores encendidos daban la bienvenida al Campeonato Mister Perú de 1986. Los atletas de 75 kg realizan su entrada: Juan Barrera, campeón mundial de culturismo; el famoso ´Cotito´ y cinco competidores más se desplazan por el estrado del Teatro Segura. Entre ellos, el joven Wilfredo que con 22 años hizo lo que considera el ridículo de su vida. Cursaba el octavo ciclo de Ingeniería Civil pero el deporte era su mayor pasión. Faltando una semana, su entrenadorlo lanzó a las fieras con tan solo una dieta a base de soya y  jugos preparados por su tía. Jamás olvidará lo pálido y esmirriado que estaba en contraste del negro ‘Cotito’ quien mostraba su fornido y monumental cuerpo rígido, color óleo burn siena.

Había desesperanza tras el primer fracaso, por ello decidió reivindicarse al siguiente año. Agregó un ingrediente a su dieta, unos multivitamínicos que le trajeron de Estados Unidos, sumado a una lectura casi caníbal de las famosas revistas Muscle Fitness de la época. Con el corazón en la mano se sube a la tarima del auditorio del Centro Cívico. Maniobra por aquí maniobra por allá, no tiene recuerdos claros pero sabía que competía contra los mejores. Uno de ellos Mario Vidaurre, quien se convertiría en presidente de la asociación nacional de fisicoculturistas. No ganó pero obtuvo un motivador tercer lugar. Aquí comienza su sana obsesión. Año tras año revive la adrenalina de estar sobre una tarima sorteando los primeros lugares, con los reflectores chocando su cuerpo y un público alentador que clama por sus favoritos.

El cuerpo le pide descanso. Deja la competencia para dedicarse a emprender su gimnasio y ser juez de la Federación Nacional de Fisicoculturistas. Fueron 13 años alejado del entrenamiento riguroso y esas dietas mortificantes. Trece años de ausentismo total.

Suena la canción Love Hurts de Nazareth, hot tracks de los 80’s. Entra a escena, bíceps y doble bíceps. Expansión dorsal que rebota con el golpe de “Uh uh love hurts”. Se desdobla para mostrar sus abdominales y pierna. Los jueces observan con atención mientras él esperaba a su novia que nunca llegó_ recuerda.  

“¿Y si vuelvo a competir?” A los 44 años decide retomar su pasión. Sería más arduo y complicado pero jamás imposible, para él nada es imposible.

Julio del 2011. Su vida cambia por completo. Cinco comidas al día distribuidas cada 3 horas con el fin de aumentar masa muscular y eliminar la grasa acumulada. Suena digerible hasta agradable pero la realidad es otra. Su cuerpo no lo resiste, llegó al punto de masticar por inercia y odiar la hora del ‘almuerzo’. Las 4 dietas restantes son más que agonizantes sobre todo faltando 3 meses para el concurso. Ahora son 8 comidas al día y los batidos de proteína. Se reducen los carbohidratos, se incluye brócoli, 100 gramos de arroz y un vaso de jugo de naranja. El propósito es ver cada músculo como en las láminas Huáscar.

Llega la última semana, más tensión, más presión y menos agua. Solo medio litro al día. Es como vivir en el desierto pero con una rutina de doble división, es decir 1h30min en la mañana y en la noche, más 40 min de trabajo cardiovascular. En conclusión “¡Qué agotador!” No podía hablar, la lengua se le pegaba al paladar. Vitaminas C, E, A. Sancochar el pollo con agua de mesa y no de caño ya que el cloro retiene líquidos. Pensar en cada detalle, ser estricto con el reloj, alejarse de los condimentos, divorciarse del sabor.        
  
Esto es solo una parte del fisicoculturismo, no basta con ser chancones y seguir las instrucciones. La salud mental es la única que te lleva a triunfar. Faltando dos días, Dennis Peltroche, campeón Sudamericano y tercer puesto a nivel mundial, lo llama a la 1am.

-¿Cómo estás?
-Con mucha sed- A penas y podía gesticular
-Si no puedes más, toma 3 sorbos de agua antes dedormir
-No… Yo puedo resistir- su mente respondía
-Eso es lo que quería escuchar

Es un deporte cuando estás en el gimnasio, es científico cuando te estás preparando y es arte cuando te subes al escenario, manifiesta Wilfredo Soto.
31 de Marzo del 2012. Después de una dolorosa depilación con cera, un bronceado y un poco de aceite. Calienta para congestionar los músculos 30 min antes de subir a la tarima y ver sus venas resaltar. Los reflectores encendidos evidencian la adrenalina, la excitación de su último concurso. El coliseo del BCR es partícipe de este momento.

“…Suena la canción Love Hurts de Nazareth, hot tracksde los 80’s. Entra a escena, bíceps y doble bíceps, hace sus despliegues…”

Movimientos robotizados, piel tersa y delgada que demarca la forma exacta de sus abdominales. Tan fornido y armónico que parece un reloj de arena. Cero grasa en la zona lumbar. Es perfecto, no se extiende a lo vulgar ni pretencioso, no busca exceder los límites de sus tejidos. Sus brazos de dimensiones exuberantes que compiten con el grosor de sus piernas. Cada pieza esculpida lleva consigo el sudor y sacrificio de madrugadas extenuantes.

Mr. Lima, Mr. Mundo, Mr. Perú y él, quien derramaba seguridad y experiencia. “El primer puesto es para…” No fue necesario escuchar su nombre, la algarabía entre sus amigos y familiares desbordaba entre el público. 44 años, categoría Master, Wilfredo Soto cumplió su objetivo, sentirse feliz y satisfecho consigo mismo por su esfuerzo y dedicación, por el poder de la mente que le decía “Tú puedes”.

El Jefe de la división de fisicoculturismo lo selecciona para el sudamericano de septiembre. La noticia lo alegró, sin embargo, en ese instante solo deseaba dos cosas: tomar mucha gaseosa e ir con sus hijos a celebrar comiendo una placentera pizza de lomo saltado.

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