Hora de despedirse

Llegó el día. Abandonar todo no es fácil. O piensas en el resto y haces las cosas por ellos o piensas en ti y dejas las cosas ir. Al final logras sentir paz, ya huele a óleo con aguarrás porque hay más tiempo para pintar. 

El pelirrojo la vuelve a llamar, aunque según los romanos es de mala suerte. Solo quiere desprenderse de "amigos" que dicen serlo, de idiotas que piensan que un 20 les traerá éxito en la vida, de estereotipos y niñerías. Es decirle no y gracias. Porque después de todo algo aprendió. 

Hora de despedirse. Volverá cuando tenga el cabello rojo, cuando trabaje en algo que no use tacos ni uniforme y sepa que hacer con su vida, a parte de vivir en un campo con sus ovejas y chanchos.

Hay algo que no cambiará. Rodrigo seguirá siendo el amor de su vida. Es el único que con un abrazo puede subsanar sus paranoias y frustraciones. Vero ya no quiere darle problemas, solo cantarle por la noche al ritmo de los Panchos "Quiero tenerte muy cerca, mirarme en tus ojos y estar junto a ti".

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