Y sucedió
Suerte fue tener la oportunidad;
el resultado, mi esfuerzo.
La idea iba y venía pero nunca desapareció, se mantuvo como un "y si..," con el cual no pude convivir más, la decisión de hacerlo parecía un suicidio, divagué entre los pro y los contra, hice un pozo de opiniones de personas que me quieren, que no confío, que me conocen y que ni recuerdo sus nombres.
"Si estás segura hazlo", fue la respuesta en común, pero cómo estar segura de algo que no conozco, de algo que solo de lejos veía, de historias que escuchaba, de series que no me gustaban. No sé cómo será el proceso, dicen que complicado, sin embargo, mi fin es lo que me motiva a decir hazlo ahora, tú puedes, siempre has podido.
Y así fue, corrí el riesgo de terminar mal, pero mi única opción era hacer todo bien. Fue un abismo al cual me aventé pero abrí mi paracaídas y sobreviví. En el trayecto, agradecía la oportunidad y temía no saber aprovecharla, me pasó una vez y 5 años lo lamenté. Me di ese dichoso lujo del cual ahora sé tanto por Lipovetsky, rechacé lo que ahora supliqué rehacer.
El resultado es producto de una cadena de acciones, me dediqué a no dejar margen de error, prioricé y asumí las consecuencias de mi decisión. Había que sacrificar ciertos momentos y tenía que ser justificado. Un vez mencioné que no tenía tiempo, y me respondió ¿Duermes?, le dije
sí. Entonces sí tienes tiempo. En ese momento entendí de qué se trataba.
No hay nada mejor que ser reconocida por aquello que te esforzaste, que siempre soñaste y que en algún momento di por enterrado. Es un nuevo inicio y voy con pie derecho. Pintar me enseñó que todo se puede combinar, que no hay límites establecidos y que muchas veces las mezclas más extrañas resultan ser los colores más hermosos.
Comentarios
Publicar un comentario