Abracadabra


Soy una bruja sin caldero ni escoba. Una bruja insegura y celosa. Es mi nueva etiqueta y se la debo a esta nota. Sé que no seré juzgada por mis delirios, felizmente matar a las brujas ya pasó de moda.
Con el tiempo aprendí a controlar mis conjuros, ya no le pongo pata de sapo a la sopa. Lo dejo caminar sin micrófonos en las nubes ni cámaras entre los árboles.

Respecto a la última llamada que recibió, aún me pican las manos por invocar a mis ancestros y preguntarles quién fue la chica que lo llamó. Y sí, es mujer, ¿por qué? porque me lo dice la intuición.
No puedo preguntarle, porque aún no me llama. Según mis reglas tácitas le toca a él. De repente ella está aprovechando la situación para acercarse  y decirle "por algo no te contó ¿no crees?" Maldita mete-cizaña, sé que existes, por ahí andas, solo necesito un par de días para descubrirte.

A pesar de ello, Rodrigo no es tan sonso para caer en las habladurías de las personas. De eso estoy segura. Es cuestión de tiempo, dentro de un rato le enviaré un mensaje. Sabe que yo no hago nada malo, las cosas malas llegan a mi y por monse caigo, pero jamás es mi intención.    

Siento que exagero la situación, quizás la llamada fue de Claro servicios, quizás no existe esa chica, quizás el problema soy yo y mis alucinaciones. Quizás solo deba decirle que lo quiero y que olvidemos el resto.  


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