Fue una estafa
Tomaré café y morderé un sorrento. Quizás así el tiempo pase más lento. Pero no. Mi vida no es un comercial. La realidad es otra, las horas pasan y yo no decido nada. El café me hace daño, mi hígado llora mientras el chocolate produce una explosión en mi estómago. Voy corriendo al baño y vomito.
Todo lo que suena bonito, conmigo no funciona. Ir a la universidad, hacer muchos amigos, esperar el fin de semana para ir a 'juerguear', estudiar con pasión y corazón porque te gusta, encanta lo que haces y mucho bla bla bla en mi vida no aplica. Ilusamente creí que mi historia sería así. Acabar con un diploma en mano, sonreír en cada flash y recordar con tus padres mirando la foto estampada en tu sala, desbordando felicidad.
Me estafaron. "Estudiar comunicaciones se asemeja con el teatro" dijeron. Jamás hagan caso a esas estúpidas analogías, luego hacen que tu vida apeste. Ya pasaron más de 2 años y sigo aquí, postrada en mi cama pensando todas las madrugadas en qué momento me volví indecisa. Cuándo veré la luz, sentiré el viento y aparecerá la rosa blanca de Guadalupe.
Odio mi carrera, odio corre por mis venas. Amo la forma de la manzanas, amo pintarlas, amo el teatro, amo a mi novio, amo muchas cosas pero elegir algo que amo para estudiar, es complicado. Por mis ojos y manos han pasado muchas cosas, desde medicina hasta modelado en arcilla. Mi padre dice que pruebe, dice que la vida es un buffet. Solo sabré qué me gusta de verdad si pruebo un poquito de todo. Algún día sucederá, algún día encontraré el sentido de levantarse temprano, ir como chancho apretado en el carro y escuchar discursos largos.
Mi pecado es ser curiosa y aburrirme rápido de las cosas. Suelo dejarlo a medias e irme a la fuga. Jamás regreso ni por dudas. Ahora mi único objetivo es no morir pronto, quiero saber qué seré de grande. Me dejaré llevar, sin planes. El tiempo se puede ir al infinito y más allá. No tengo fuerzas para cargar algo más. Ya limpié mi mochila, solo llevo una manzana, un lapicero, un cuaderno, una cámara y un corazón.
Empezar desde cero a cada instante no es agradable, sin embargo no me arrepiento de mis huidas inesperadas porque al día siguiente siempre aparece algo nuevo que me seduce y encanta, no tengo miedo de tomarlo. Ya no hay nada que perder. Ya acepté que mi vida es diferente. Solo sé que veré el sol aparecer entre las montañas desde mi ventana y atrás mio vendrá Rodrigo con un chocolate caliente diciéndome que me quiere y que todo está bien.
Todo lo que suena bonito, conmigo no funciona. Ir a la universidad, hacer muchos amigos, esperar el fin de semana para ir a 'juerguear', estudiar con pasión y corazón porque te gusta, encanta lo que haces y mucho bla bla bla en mi vida no aplica. Ilusamente creí que mi historia sería así. Acabar con un diploma en mano, sonreír en cada flash y recordar con tus padres mirando la foto estampada en tu sala, desbordando felicidad.
Me estafaron. "Estudiar comunicaciones se asemeja con el teatro" dijeron. Jamás hagan caso a esas estúpidas analogías, luego hacen que tu vida apeste. Ya pasaron más de 2 años y sigo aquí, postrada en mi cama pensando todas las madrugadas en qué momento me volví indecisa. Cuándo veré la luz, sentiré el viento y aparecerá la rosa blanca de Guadalupe.
Odio mi carrera, odio corre por mis venas. Amo la forma de la manzanas, amo pintarlas, amo el teatro, amo a mi novio, amo muchas cosas pero elegir algo que amo para estudiar, es complicado. Por mis ojos y manos han pasado muchas cosas, desde medicina hasta modelado en arcilla. Mi padre dice que pruebe, dice que la vida es un buffet. Solo sabré qué me gusta de verdad si pruebo un poquito de todo. Algún día sucederá, algún día encontraré el sentido de levantarse temprano, ir como chancho apretado en el carro y escuchar discursos largos.
Mi pecado es ser curiosa y aburrirme rápido de las cosas. Suelo dejarlo a medias e irme a la fuga. Jamás regreso ni por dudas. Ahora mi único objetivo es no morir pronto, quiero saber qué seré de grande. Me dejaré llevar, sin planes. El tiempo se puede ir al infinito y más allá. No tengo fuerzas para cargar algo más. Ya limpié mi mochila, solo llevo una manzana, un lapicero, un cuaderno, una cámara y un corazón.
Empezar desde cero a cada instante no es agradable, sin embargo no me arrepiento de mis huidas inesperadas porque al día siguiente siempre aparece algo nuevo que me seduce y encanta, no tengo miedo de tomarlo. Ya no hay nada que perder. Ya acepté que mi vida es diferente. Solo sé que veré el sol aparecer entre las montañas desde mi ventana y atrás mio vendrá Rodrigo con un chocolate caliente diciéndome que me quiere y que todo está bien.
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